Circa 1940: En esta histórica imagen tomada al final de una bella tarde a principios de la década de los 1940 podemos contemplar la céntrica calle 4 entre 11 y 13 de Santiago de las Vegas tal como relucía entonces.
A la izquierda se puede apreciar el viejo edificio que años más tarde ocuparía la moderna construcción de la Escuela María Auxiliadora (la "escuela de las monjas"), y que en ese entonces estaba ocupado entre otros por la barbería de Nicolás Borrego, así como, según recordamos, por el popular “tren de bicicletas" de Pinín, conocido comerciante santiaguero que se dedicaba, con gran éxito, al alquiler de estos populares vehículos de gran demanda entre la juventud de la época.
Continuando por la acera oeste se deja ver, al frente de la casa ocupada por la familia Fernández-Chaqueto, el anuncio de una Notaría donde con alguna dificultad creemos leer el nombre del Dr. Salvador Miranda de Haro, distinguido letrado que actuó por varios años como abogado-consultor del Banco Garrigó.
Siguiendo por este lado de la calle, una vez pasadas las residencias de las familias Rueda-Gallol y Gravier-Gallol se puede notar un grupo de personas reunidas al frente de la popular y siempre concurrida “imprenta de Ramoncito” (Talleres Tipográficos Mikleff), propiedad del estimado comerciante Ramón Balbi López (1895-1961), persona íntegra e intachable más conocido en nuestra ciudad como “Ramoncito el de la imprenta”.
Antes de pasar a la acera opuesta nos llama la atención la presencia de un perro callejero de los muchos que acostumbraban deambular por nuestros vecindarios.
Finalmente cruzando la calle alcanzamos a ver en primer plano el costado de la Ferretería Garrigó, seguida del emblemático edificio del Centro Obrero, y a continuación los domicilios de las familias Gravier-Sánchez, de Eusebito del Amo y de Ascanio y Miguel Ángel Fonseca, finalizando en la esquina de la calle 11 con el edificio de la antigua y reconocida Botica de Gallol.
Terminando nuestro recorrido visual observamos a lo lejos de la calle y en las inmediaciones del Centro de Instrucción y Recreo, un vehículo que se nos asemeja a un carretón de los que usaban las carbonerías de la localidad en la venta de carbón a domicilio y que, como punto anecdótico y divertido, nos hace recordar de nuestro pueblo de entonces la figura muy popular de un inmigrante gallego más conocido entre los santiagueros como “Mateo el carbonero”, que por sus acostumbradas riñas con el mulo que tiraba del carretón en más de una ocasión “perdiendo los estribos” terminaba entre gritos y soeces pateando y mordiendo las orejas de la bestia...
Imagen de la colección del Dr. Alfredo Escarano.
recordando el pasado para construir el futuro : santiagodelasvegas.org
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la historia ilustrada de un pueblo cubano
martes, 15 de marzo de 2011
Circa 1940: La calle 4 entre 11 y 13
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Aunque era bastante pequeña recuerdo perfectamente a Mateo el carbonero, que según decía mi mamá tenía tanto genio, que cuando se enojaba con el pobre mulo le mordía las orejas.
ResponderEliminarNuestro querido pueblo dio muchos personajes, y sin duda alguna Mateo fue uno de ellos.